viernes, 31 de agosto de 2018

¿CUÁLES SON SUS ÍDOLOS?

Francisco Clares Barranco 

¿CUÁLES CREEN QUE PUEDEN SER SUS ÍDOLOS? 

En un estudio bíblico, se nos hizo la pregunta siguiente: 
¿Cuáles crees que pueden ser tus ídolos?
Para responder, compartiré con ustedes, una breve respuesta bíblica a esta pregunta.
Un idólatra, es aquella persona que tiene ídolos (sean imágenes, personas o cosas).
Este mundo, está lleno de idólatras y no podemos evitarlos, porque para ello, nos sería necesario salir del mundo (1ª Corintios 5:10). Pero, sepamos esto, que ningún fornicario (inmoral sexual), o inmundo (indecente o impuro), o avaro (que ansía poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie), que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efesios 5:5).
Vivimos en un mundo absolutamente contaminado; y donde el tentador, enmascara, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, de tal modo, que en más de una ocasión, caemos en tentación; porque, aunque hemos sido lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios (1ª Corintios 6:11), seguimos, cometiendo pecados, y quién diga lo contrario, no está diciendo la verdad (1ª Juan 1:8).
Fíjense, que dice la palabra de Dios:
(1ª Corintios 10:13-14) “No os ha sobrevenido (venido inesperadamente) ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.”
Está claro y desde el punto de vista bíblico, que los pecados que Dios considera como idolatría, son los provocados por un amor excesivo y exacerbado, hacia imágenes, personas o cosas; comenzando, por los de inmoralidad sexual; continuando, por los que manifiestan mucha indecencia, falta de honradez e inmoralidad; siguiendo, por aquellos, que nos provocan pasiones y deseos desordenados; y terminando, por la avaricia o el deseo incontrolado de acumular riquezas sin tener en cuenta las necesidades de los demás.
El hijo de Dios, el discípulo de Cristo, no puede tener ni tendrá jamás ídolos; lo que si puede y coyunturalmente (ocasionalmente), es cometer un pecado de idolatría para con Dios, pero jamás el practicarlos, porque entonces sería un idólatra.
A continuación, os parafrasearé unos versículos, que nos serán de una extraordinaria ayuda:
(Colosenses 3:1-7) “Si, pues, hemos resucitado con Cristo, busquemos las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongamos la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque hemos muerto, y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces nosotros también seremos manifestados con él en gloria. Hagamos morir, pues, lo terrenal en nosotros: fornicación (inmoralidad sexual), impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales nosotros también anduvimos en otro tiempo cuando vivíamos en ellas.”
Y finalmente:
(1ª Pedro 4:1-2) “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, nosotros también armándonos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.”
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