UNA CASA GRANDE
(2ª Timoteo 2:19-21) “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.”
De este ejemplo o metáfora que está exponiendo el apóstol Pablo, podemos deducir, que la asamblea o iglesia local ha venido a ser una casa grande, dónde sólamente el Señor, conoce, quiénes son suyos; y donde los que invocan el nombre de Cristo, son aquellos, que se apartan de iniquidad, es decir de toda injusticia y maldad.
Nos está diciendo, que en esta casa grande, básicamente, hay dos tipos de utensilios: utensilios para usos honrosos y utensilios para usos viles.
La palabra de Dios hace énfasis, en que seamos instrumentos de justicia, sirviendo a la justicia y siendo celosos de buenas obras (Romanos 6: 13; 19 y Tito 2: 14). La justicia de Dios es por medio de la fe en Jesús Cristo, y es en el evangelio donde Dios revela Su justicia por fe y para fe (Romanos 3: 22; 1: 17). Necesitamos nutrirnos de la palabra de Dios, de la sana doctrina de Cristo, para cumplirla y respetar su integridad. En términos generales, somos instrumentos útiles y honrosos, únicamente, nutriéndonos con el conocimiento del evangelio, el cual cambiará nuestra mente para que tengamos la mente de Cristo.
Por el contrario, son instrumentos viles, aquellos, que detienen con injusticia la verdad, que invalidan la palabra de Dios por su tradición y que trasmitiéndola a los demás establecen lo que ellos llaman “su línea de doctrina” a seguir y a cumplir. Son hombres de carácter religioso, que no sirven a nuestro Señor Jesús Cristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos (Romanos 16: 18). El apóstol Pablo, exhorta a Timoteo, a que no sea contencioso en esta casa grande, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2ª Timoteo 2: 24-26).
Y para concluir, les diré, que tenemos que ser conscientes, de que esto es una realidad en la iglesia local, la cual ha venido a ser una casa grande, donde al lado del verdadero creyente, se sienta alguien que diciendo serlo no lo es, o que quizás siendo creyente, ha caído en lazos del diablo, estando equivocado y engañado por voluntad de él.
¡Las iglesias locales y en estos postreros tiempos,
han venido a ser una casa grande!
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De este ejemplo o metáfora que está exponiendo el apóstol Pablo, podemos deducir, que la asamblea o iglesia local ha venido a ser una casa grande, dónde sólamente el Señor, conoce, quiénes son suyos; y donde los que invocan el nombre de Cristo, son aquellos, que se apartan de iniquidad, es decir de toda injusticia y maldad.
Nos está diciendo, que en esta casa grande, básicamente, hay dos tipos de utensilios: utensilios para usos honrosos y utensilios para usos viles.
La palabra de Dios hace énfasis, en que seamos instrumentos de justicia, sirviendo a la justicia y siendo celosos de buenas obras (Romanos 6: 13; 19 y Tito 2: 14). La justicia de Dios es por medio de la fe en Jesús Cristo, y es en el evangelio donde Dios revela Su justicia por fe y para fe (Romanos 3: 22; 1: 17). Necesitamos nutrirnos de la palabra de Dios, de la sana doctrina de Cristo, para cumplirla y respetar su integridad. En términos generales, somos instrumentos útiles y honrosos, únicamente, nutriéndonos con el conocimiento del evangelio, el cual cambiará nuestra mente para que tengamos la mente de Cristo.
Por el contrario, son instrumentos viles, aquellos, que detienen con injusticia la verdad, que invalidan la palabra de Dios por su tradición y que trasmitiéndola a los demás establecen lo que ellos llaman “su línea de doctrina” a seguir y a cumplir. Son hombres de carácter religioso, que no sirven a nuestro Señor Jesús Cristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos (Romanos 16: 18). El apóstol Pablo, exhorta a Timoteo, a que no sea contencioso en esta casa grande, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2ª Timoteo 2: 24-26).
Y para concluir, les diré, que tenemos que ser conscientes, de que esto es una realidad en la iglesia local, la cual ha venido a ser una casa grande, donde al lado del verdadero creyente, se sienta alguien que diciendo serlo no lo es, o que quizás siendo creyente, ha caído en lazos del diablo, estando equivocado y engañado por voluntad de él.
¡Las iglesias locales y en estos postreros tiempos,
han venido a ser una casa grande!
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